En el Colegio Abraham Maslow, una de nuestras principales misiones es acompañar la formación de los niños y jóvenes de mano de las familias. Sus padres son los más interesados y relevantes en la vida de los niños, por lo tanto, alinear aspectos fundamentales de la crianza es uno de los factores claves de nuestro tipo de educación. A este espacio le denominamos Creciendo juntos y a él los invitamos hoy.
Cuando están iniciando los niños su proceso de escolarización en nuestra sección de preescolar, International Garden, hacemos una reflexión básica acerca de la educación en primera infancia. Durante esta etapa es importante entender la misión que tenemos como padres y está relacionado con el efecto de nuestro comportamiento en la vida de los niños.
Desde antes de nacer, nuestros hijos han sido capaces de identificar nuestra presencia como padres. El tono de la voz en el que nos comunicamos, la forma como lo palpamos a través de la piel del vientre materno, la música ambiental que escuchamos, la intensidad de la luz que utilizamos, los estímulos externos que nos acompañan; todo aquello, en conjunto, les ha brindado un reflejo del contexto en el que vivimos como padres y al cual él o ella llegarán para ser atendidos en sus primeros años de vida.
Como padres les aseguramos los cuidados básicos para la sobrevivencia, los protegemos de los peligros del mundo, satisfacemos sus necesidades de alimentación, temperatura, posición corporal, higiene y todo aquello que le brindará el bienestar necesario para subsistir.
Además de satisfacer todas sus necesidades biológicas, los bebés están aprendiendo de nosotros a habitar en el mundo. Desde la neurociencia, como educadores sabemos que su cerebro se encuentra en la etapa de mente absorbente; todo aquello que observan del comportamiento de sus padres será imitado, como una copia lo más exacta posible; repetir actitudes, comportamientos, la manera de hacer las cosas, será valorado por el niño como imprescindible y por este motivo repetirá el comportamiento para sobrevivir. Veamos un ejemplo, si el bebé observa que los padres entre sí hablan con un tono fuerte de voz y gesticulan con las manos de una manera importante para comunicarse, el niño entiende que así debe realizarlo él también. Si el niño observa que, para conducir un vehículo, hay que ser agresivo, cuando sea más grande apoyará e imitará esa conducta. Igualmente pasa con la alimentación, con la forma en que expresan las emociones, en el tono de voz, en las expresiones faciales, el modo de caminar, movimientos corporales, etc. Ese es el motivo por el cual, cuando ya son más grandes, 5 o 6 años, nos sorprendemos de lo parecidos que son en muchos aspectos a nosotros.
Esta reflexión nos lleva darnos cuenta de que nuestro actuar está siendo copiado, grabado e imitado totalmente en el cerebro del niño. Por este motivo, a los padres de familia del International Garden les aconsejamos que para brindar una crianza amorosa, respetuosa y consciente, en la cual dejemos el mejor fundamento emocional, relacional, de auto confianza, seguridad en nuestros hijos, es durante su etapa de bebés y niños pequeños, en la que nos tenemos que esforzar por pulir esas aristas de nuestra personalidad que pueden afectar la autoestima, las relaciones con otros, la serenidad, la seguridad, la tranquilidad, y darles el mejor ejemplo posible para que, a futuro, imiten también lo mejor de nosotros mismos.
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