Hoy el escenario se convierte en un desierto de sueños, donde un joven de corazón noble encuentra una lámpara maravillosa… y con ella, el poder de transformar su destino. Pero Aladín descubrirá que la verdadera maravilla no está en los deseos que concede un genio, sino en la luz que él mismo aprenderá a encender. Porque todos guardamos una lámpara interior, y basta una chispa de fe, valentía y amor para liberar la magia que llevamos dentro.
Hoy celebramos ese mensaje eterno: que la grandeza no se pide… se despierta.
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